5. El final de los protagonistas de Enigma

Ult. rev. 30-01-2023

 

Tras la invasión de Polonia por los nazis, una gran cantidad de miembros del BS4 fueron capturados, torturados y asesinados. Afortunadamente, Rejewski, Różycki y Zygalski pudieron abandonar el país y poner rumbo a Rumanía antes de ser capturados. Cuando llegaron a la capital dacia intentaron sin éxito solicitar asistencia en la Embajada Británica. Sin embargo la Embajada Francesa sí que se la proporcionó, evacuándolos a París a finales de septiembre de 1939.

Por otro lado la Unión Soviética también invadió Polonia el 17 de septiembre de 1939, por lo que el Biuro Szyfrów decidió destruir de forma inmediata toda la documentación acerca de Enigma.

El centro de inteligencia franco-polaca se estableció en octubre de 1939 en el Château de Vignolles, en Gretz-Armainvilliers, a 40 kms al noreste de París, recibiendo el nombre secreto de “Bruno” (Es posible encontrar que algunos autores lo denominan “PC Bruno”, donde PC significa en francés Poste de Commandement “Puesto de Mando”). El centro se dedicó a interceptar transmisiones de radio alemanas en coordinación con Bletchley Park. Entre su personal había 15 polacos, 50 franceses y 7 españoles antifascistas que trabajaban con claves españolas e italianas. El grupo polaco estaba dirigido por el teniente coronel Gwido Langer e incluía a los matemáticos que habían estado descifrando Enigma durante casi siete años, desde diciembre de 1932: Marian Rejewski, Jerzy Różycki y Henryk Zygalski. El equipo español (Equipo D) estaba dirigido por Antonio Camazón, que conocía el uso de la máquina Enigma por las fuerzas alemanas durante la Guerra Civil española.

El principal trabajo del centro era alertar a los Aliados acerca de la inminente invasión de Francia por las tropas germanas. En mayo de 1940, Alemania comenzó su invasión, y a mediados de junio había llegado a París. El 10 de junio de ese año, la unidad Bruno recibió ordenes de evacuar, y en 48 horas Rejewski y sus colegas, además de los criptólogos españoles liderados por Faustino Antonio Camazón Valentín, ponían rumbo en un viaje que duraría 10 días que les llevaría a Toulouse, a Orán en el norte de África y finalmente al centro de operaciones denominado Villa Kouba que los franceses tenían cerca de Argel. París cayó el 14 de junio, y el 22, Francia firmaba su rendición parcial (parte del país, que más tarde acuñaría el nombre de la Francia de Vichy, no era ocupada y se le permitía cierta autonomía).

Sin embargo, lejos de arrugarse, los criptólogos polacos y españoles, denominados “Equipo Z” y “Equipo D” respectivamente, decidieron continuar con su peligrosa tarea. El mayor Gustave Bertrand regresó en septiembre a Francia y fue entonces cuando los integrantes de Bruno decidieron crear una nueva unidad encubierta denominada “Cadix”, en el Château des Fouzes, en Uzès, cerca de Nimes, al sur de la Francia de Vichy, entre Montpellier y Avignon. Para evitar cualquier sospecha Rejewski se empleó como profesor de matemáticas en Nantes.

 

Château de Vignolles

 

Château des Fouzes

 

Trabajadores del centro polaco-hispano-francés de radioespionaje Cadix (1940-1942)

De izq. a drcha: 1. Henri Braquenié, 2. Piotr Smoleński, 3. Edward Fokczyński, 5. Maksymilian Ciężki, 7. Gwido Langer, 8. Mary Bertrand, 9. Gustave Bertrand, 13. Henryk Zygalski (detrás, con gafas), 14. Jan Graliński, 18. Jerzy Różycki, 20. Marian Rejewski.

 

De izq. a drcha.: 1. Henryk Zydalski, 2. Jerzy Różycki, 3. Marian Rejewski

 

De izq. a drcha: 1. Marian Rejewski, 2. Edward Fokczyński, 3. español no identificado, 4. Henryk Zygalski, 5. español no identificado, 6. Jerzy Różycki, 7. Faustino Antonio Camazón Valentín, 8. Antoni Palluth, 9. español no identificado

 

Jerzy Różycki de nombre Lamoricière, se vio sorprendido por un fuerte temporal cuando estaba a 30 millas al norte de la isla de Menorca. Cuando remontaba hacia Marsella por el Canal de Menorca, el buque ya llevaba ocho horas de retraso y se enfrentaba a un temporal con olas de hasta once metros. Aún así, el capitán decidió virar hacia el sur de Menorca con el fin de socorrer al carguero Jumiéges. Al llegar a las coordenadas del carguero, sobre las 3 de la madrugada, la tripulación comprobó que el Jumiéges ya se había hundido. Atrapados en el temporal, el capitán del Lamoriciére ordenó recuperar el rumbo pero al parecer había entrado agua por las compuertas de cubierta que provocó la parada de dos motores del buque. Cuando el capitán consideró que sería imposible llegar a su destino en el puerto de Marsella, decidió buscar refugio. Sin embargo, no tuvo éxito en su maniobra, y el barco fue engullido literalmente por las olas y naufragó. No obstante algunos investigadores ponen de manifiesto que este hecho pudiera no haber sido únicamente un trágico accidente. Su argumentación es que las circunstancias en torno a este naufragio no son demasiado claras. Parece ser que en medio del temporal el capitán intentó girar el barco de 112 metros de eslora para buscar refugio en la costa sur de la isla de Menorca. En esta maniobra la tramontana golpeó violentamente el costado y la carga de naranjas que llevaba en sus bodegas se soltó y golpeó fuertemente contra el casco que resultó gravemente dañado, además de desplazar el centro de gravedad del buque provocando que éste se escorara hacia un costado. Desafortunadamente parece ser que el agua que entraba apagó los motores restantes y el generador eléctrico, con lo que las bombas de achique no fun- cionaron. Este cúmulo de desafortunados hechos sugiere la sospecha de que se pudiera haber producido un sabotaje. Ante esta situación, el capitán ordenó que tripulantes y pasajeros recolocaran la carga desplazada para que el barco se estabilizara pero todo fue inútil. No parece una casualidad tampoco que entre los 301 pasajeros que perdieron la vida en el suceso (únicamente hubo 93 supervivientes), se encontraran varios criptólogos fundamentales en el trabajo contra el código Enigma, como los polacos Piotr Smolesński, y el capitán Jan Graliński, de la Sección Rusa del Biuro Szyfrów, además del propio Jercy Różycki y el oficial francés que acompañaba a los tres polacos, el capitán François Lane.

En noviembre de 1942, mientras los aliados preparaban la invasión del norte de África, las tropas alemanas ocuparon la Francia de Vichy. La unidad secreta en el Château des Fouzes corría un grave peligro de ser descubierta y desmantelada, por lo que sus miembros debieron ser evacuados de manera fulminante. Todo el personal escapó el 9 de noviembre justo a tiempo, ya que tres días después los alemanes descubrían la operación secreta de Cadix. Rejewski y Zygalski no tuvieron más remedio que abandonar el país vía España, pero al cruzar los Pirineos fueron arrestados y encarcelados primero en la prisión de La Seu d’Urgell y después en la de Lleida. El 4 de mayo serían liberados gracias a la intermediación de la Cruz Roja polaca y enviados a Madrid. El 21 de julio salían de Madrid con rumbo a Portugal. Finalmente llegaron a Londres vía Gibraltar el 3 de agosto de 1943. Allí, paradojas de la vida, no fueron invitados a colaborar con el proyecto que lideraba entre otros el genio matemático de Alan Turing en Bletchley Park, que era el centro neurálgico de la lucha aliada contra el código Enigma, sino que ocuparon puestos menores en oficinas de cifra y código secundarias, digamos de 2ª división, en Boxmoor, cerca de Hemel Hempstead, lo cual no deja de resultar sorprendente, dado que realmente los aliados habían necesitado antes de sus avances para comenzar a desarrollar las máquinas bombe. Sin embargo no todos los polacos corrieron la misma suerte que Rejewski y Zygalski.

De izqda. a drcha.: Jan Graliński, 2. Jercy Różycki, 3. Piotr Smolesński, en Cadix.35

Un grupo de polacos miembros del equipo Cadix, entre ellos Gwido Langer, Maksymilian Ciężki, Antoni Palluth, Edward Fokczyński y Kazimierz Gaca intentaron escapar cruzando la frontera con España, pero fueron arrestados en Prats de Mollo en un control policial. Tras un mes fueron liberados e intentaron nuevamente entrar en España varias veces sin éxito. Sin noticias de Bertrand, decidieron arriesgarse a cruzar los Pirineos en un último intento guiados por un contrabandista. Fueron traicionados por éste que colaboraba con la Gestapo, y capturados por los alemanes cuando intentaban cruzar la frontera la noche del 10 al 11 de marzo de 1943. A pesar de ser interrogados y torturados con gran brutalidad por la policía alemana de Perpiñán, ninguno de ellos reveló información alguna sobre Cadix. Langer y Ciężki fueron enviados al campo de prisioneros 122 en Compiégne, Francia, y el 9 de septiembre al campo de concentración alemán de las SS Sonderkommando Schloss Eisenberg en Checoslovaquia, donde sobrevivieron en condiciones deplorables. Palluth, Fokczyński y Gaca fueron enviados a Alemania a campos de prisioneros de guerra y trabajos forzados. Palluth murió al estallar una bomba durante un ataque aéreo aliado y Fokczyński finalmente no pudo aguantar y murió de agotamiento. Ambos murieron en el campo de concentración de Sachsenhausen, cerca de Berlín. En mayo de 1945, Langer, Ciężki y Gaca fueron liberados por las tropas estadounidenses. Los últimos años de Langer no fueron nada fáciles. Bertrand y gran parte de oficiales polacos le dieron la espalda a pesar de la interpelación a su favor de Ciężki. Herido en su orgullo siempre defendió que siguieron las vías de escape establecidas por la inteligencia francesa para evitar ser capturados por los alemanes, sin embargo Bertrand siempre le responsabilizó directamente del desacierto de la operación de evacuación. Según posteriores testimonios de oficiales de la inteligencia francesa durante la guerra, parece evidente que no se siguieron los mejores procedimientos en la evacuación, ya que en aquel momento existían vías para cruzar a España completamente seguras que no fueron utilizadas. Con estas revelaciones parece evidente deducir que los polacos fueron en cierto modo abandonados a su suerte. Langer murió en el campo del ejército polaco en Kinross, Escocia, el 30 de marzo de 1948. Ciężki permaneció hasta su muerte en Gran Bretaña, donde al contrario que Langer, obtuvo muchas condecoraciones militares. Murió el 9 de noviembre de 1951.

 

Edward Fokczyński

 

Antoni Palluth

 

En noviembre de 1946 Rejewski retornó a Polonia donde le esperaban su mujer y sus dos hijos. Una vez allí le fue muy complicado encontrar un puesto de docente por lo que finalmente aceptó una oferta como contable en Bydgoszcz, su ciudad natal, al norte de Polonia. Mantuvo bajo juramento su promesa de no revelar a nadie ninguna de sus actividades contra los códigos alemanes, manteniendo en estricto secreto todos sus avances con respecto a la máquina Enigma. El 12 de agosto de 1978, en reconocimiento a su labor criptoanalítica, el Gobierno polaco le concedió la Cruz de los Oficiales de la Orden de la Refundación de Polonia. Murió de un ataque al corazón el 13 de febrero de 1980 tras sufrir una larga enfermedad coronaria. Hoy día es considerado como un auténtico héroe nacional y se le han dedicado varios monumentos en su recuerdo.

 

Estatua de bronce de Rejewski en Bydgoszcz, en conmemoración del centenario de su nacimiento

 

Por su parte, tras la guerra, Zygalski permaneció exiliado en el Reino Unido donde trabajó como profesor de estadística matemática en la Universidad de Surrey hasta su retiro, y al igual que Rejewski tuvo que mantener en secreto todos sus trabajos sobre criptografía. Murió el 30 de agosto de 1978 en Liss, donde fue incinerado y sus cenizas fueron llevadas a Londres. Poco antes de su muerte recibió el doctorado honorario de la Universidad Polaca en el Exilio por sus logros conseguidos contra el código Enigma.

 

Monumento conmemorativo a los criptoanalistas polacos en Bletchley Park

 

Resulta paradójico que la inestimable prestación que significaron los logros de Turing para los Aliados fueran recompensados de la manera en la que las instituciones británicas consideraron. En febrero de 1952, Turing dejó solo en su casa a su amante Arnold Murray. Al regresar, Turing se encontró con la sorpresa de que varios objetos de gran valor sentimental habían desaparecido de su casa, por lo que se dispuso a denunciar dicho robo. En su declaración, Turing mencionó con total naturalidad su relación con Murray, por lo que la policía consideró oportuno investigar su homosexualidad en lugar del verdadero hecho trascendente que era el robo en sí mismo. En marzo de 1952, Turing era enviado a juicio, ya que en aquella época la conducta homosexual estaba penada por las autoridades británicas. Turing perdió el juicio aunque dado su prestigio, tuvo que someterse a un tratamiento de castración química mediante hormonas en lugar de su ingreso en prisión. Parece ser que este hecho provocó cambios fisiológicos en Turing que sufrió como su cuerpo cambiaba hasta el punto de experimentar el crecimiento de sus pechos. Harto de esta situación decidió quitarse la vida comiéndose una manzana a la que previamente había inyectado cianuro potásico.

 

Estatua conmemorativa de Alan Turing en Bletchley Park (2007)

 

En septiembre de 2009, el Primer Ministro Gordon Brown, solicitaba disculpas públicas por el trato que Turing había recibido, y manifestaba:

 

Retrato oficial de Brown en 2008

“Turing fue un destacado y brillante matemático, cuya labor más famosa fue descifrar los códigos Enigma del ejército alemán. No resulta exagerado señalar que, sin su extraordinaria contribución, la historia de la 2ª Guerra Mundial habría sido bien diferente. Él fue una de esas personas de las que verdaderamente podemos decir que contribuyó a modificar el rumbo de la guerra. La deuda de gratitud que tenemos con él hace mucho más horripilante que fuera tratado de forma tan inhumana.

Miles de personas se han unido para solicitar justicia para Alan Turing y el reconocimiento del modo atroz en el que fue tratado . . . el trato que recibió fue completamente injusto, y me complace poder expresar lo consternado que me siento, que nos sentimos todos, por lo que ocurrió.

. . . Más allá incluso, Alan merece reconocimiento por su contribución a la humanidad. Para aquellos de nosotros que nacimos después de 1945, en una Europa unida, democrática y en paz, es duro imaginar que nuestro continente fue una vez escenario del momento más oscuro de la humanidad.

. . . Por lo tanto, en nombre del Gobierno británico, y de todos aquellos que vivimos en libertad gracias al trabajo de Alan, me siento orgulloso de decir: lo sentimos, mereciste algo mucho mejor.”


 

 

 



error: Contenido protegido