Saludos desde el Polo Norte
Boletín Enigma nº 3 6 Mayo 2002
Ult. rev. 06-01-2022
En el mundo del espionaje y el contraespionaje, a menudo gana quien logra engañar al contrario sin a su vez dejarse engañar. Las claves de cifrado usadas por un agente pueden caer en manos del enemigo, de forma que se inventan códigos de autenticación de todo tipo para asegurarse de que quien envía el mensaje no ha sido capturado y obligado a transmitir. A su vez, el capturador ha de evitar que el agente capturado le gaste una jugarreta. Esto da lugar a un apasionante juego del gato y el ratón, con consecuencias graves en algunos casos. Vean si no lo que sucedió en la Resistencia holandesa durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1942, el jefe del servicio de contraespionaje de la Abwehr (servicio secreto alemán) era el comandante Herman J. Giskes. Una de sus tareas consistía en el desenmascaramiento de espías e informadores ingleses. Su objetivo último era capturar una red de espionaje aliada y obligarla a trabajar a sus órdenes. De ese modo podría proporcionar a los aliados información falsa, al tiempo que escondería sus propios secretos.
La gran oportunidad le llegó en Enero de 1942, cuando fue capturada una red de espionaje aliada, incluido el operador de radio, Hubertus Lauwers. Por supuesto, también fueron intervenidas todas las claves y procedimientos para cifrar la información. Giskes vio la oportunidad de engañar al enemigo, y dio comienzo a la operación Nodrpol (Polo Norte).
Giskes, zorro viejo, sabía que la posesión de los códigos de cifrado no bastaban para engañar al enemigo. Londres era consciente de que sus equipos podían ser capturados, e idearon diversos sistemas para detectar el engaño. Una palabra insertada, un error en el lugar adecuado, la omisión de una señal predeterminada por parte del operador de radio indicaría a sus jefes que la red había sido capturada. De forma que el operador aliado fue obligado a revelar la "comprobación de seguridad".
Lauwers logró, gracias a su habilidad, engañar a los alemanes dándoles una comprobación de seguridad falsa. De ese modo, pensó, los receptores en Londres sabrán que la red ha sido capturada. Podrían incluso engañar al engañador, haciendo creer a los alemanes que habían conseguido penetrar en las comunicaciones de la Resistencia holandesa.
La prueba de fuego llegó poco tiempo después. Lauwers fue obligado a acordar con Londres un lanzamiento de material (armas, municiones, dinero en efectivo) para el 27 de Marzo. Bien entrenado, el operador aliado insertó una falsa comprobación de seguridad. De ese modo, pensó, lo que la Abwehr recibirá desde el aire será un buen bombardeo. Giskes y su equipo se escondieron en un bosque cercano esperando el lanzamiento en paracaídas, y lo que recibieron fue ... el cargamento.
Londres no se había apercibido de la captura del equipo de Lauwers. ¿Cómo es que la comprobación de seguridad no hizo saltar las alarmas? Aparentemente, muchos mensajes llegaban regularmente a Londres in que las comprobaciones de seguridad fuesen las correctas. La escasa potencia de las emisiones de la Resistencia hacía que muchos mensajes llegasen a Londres llenos de errores, cuando no ilegibles. Pero incluso en el caso de una buena recepción, una incompetencia rayana en lo criminal hacía que el servicio receptor inglés (SOE) despreciase sus propias normas de seguridad.
Las consecuencias fueron desastrosas para el bando aliado. Gracias al engaño Nordpol, gran parte de los lanzamientos de material en paracaídas organizados para la resistencia fueron a parar a los alemanes. Giskes logró capturar una red de espionaje tras otra. La situación era tan provechosa para él, que en un momento dado tenía bajo su control más redes aliadas que operadores de radio propios; tuvo que simular la captura de unidades aliadas para reducir su número.
El pobre Lauwers ideaba un procedimiento tras otro para intentar alertar a sus superiores, pero todo fue en vano. Giskes logró engañar a los aliados durante casi dos años. Cuando dos agentes aliados lograron escapar para poner sobre aviso a Londres, Giskes usó su red Nordpol para convencer al SOE de que en realidad eran agentes alemanes inflitrados. Finalmente, la huída de otros agentes capturados logró convencer a los escépticos ingleses de que habían sido engañados de forma miserable.
Durante los veinte meses de existencia del engaño Nordpol, los alemanes capturaron más de cincuenta agentes enemigos, así como una enorme cantidad de material militar inicialmente destinado a la Resistencia. Pero sus consecuencias fueron más serias. Cuando los ejércitos aliados desembarcaron en Normandía, las redes de la resistencia francesa y belga rindieron grandes servicios para dificultar los movimientos del ejército alemán. Pero gracias al truco de Nordpol, las defensas alemanas en Holanda estaban intactas y la resistencia holandesa fue incapaz de ayudar a los aliados.
Tal vez el mayor éxito de Nodrpol tuvo lugar durante el ataque del británico Montgomery a Holanda en 1944. La operación Market-Garden, pensada para penetrar en el interior de Holanda, pasar a la cuenca del Ruhr alemana y acabar rápidamente con la guerra, fue organizada sin tener en cuenta los informes de la resistencia holandesa. Los ingleses no confiaba en ellos para nada, ni siquiera para apoyar a las tropas aerotransportadas que se lanzaron sobre tierra holandesa. Así, cuando los paracaidistas aliados se lanzaron sobre el "puente lejano" de Arnhem, se encontraron aterrizando !sobre dos divisiones acorazadas alemanas de las SS! Tras una semana de furiosos combates, los aliados fueron obligados a retirarse. La batalla de Holanda, narrada magistralmente por Cornelius Ryan, acabó con una derrota aliada y la pérdida de veinte mil hombres, así como con las esperanzas de una fin rápido a la guerra.
Giskes se permitió un sarcasmo final. Cuando vio que Nordpol llegaba a su fin, envió un mensaje a la sección holandesa del SOE en Londres. Para más inri, lo emitió el día 1 de Abril de 1944 (en los países anglosajones, el 1 de Abril se apoda "día de los tontos", y es equivalente a nuestro Día de los Inocentes). Cuatro estaciones receptoras británicas acusaron recibo. El mensaje decía así:
"A Messrs. Blunt, Bingham & Co, Sucesores Ltd, Londres. Tenemos entendido que llevan ustedes algún tiempo intentando hacer negocios en Holanda sin nuestra asistencia. Lamentamos esto grandemente, ya que hemos actuado durante mucho tiempo como sus únicos representantes en este país, para satisfacción mutua. No obstante, podemos asegurarles que, en el caso de que piensen hacernos una visita a gran escala al Continente, dispensaremos a sus emisarios las mismas atenciones que hasta la fecha, así como una cálida bienvenida. Esperamos verles pronto."